(jueves 19 de diciembre de 2019)
Había una vez un escritor que vivía a orillas del mar, en una enorme playa virgen, donde tenía una casita y pasaba temporadas escribiendo y buscando inspiración para su libro. Era un hombre inteligente y culto y con sensibilidad acerca de las cosas importantes de la vida.
Una mañana mientras paseaba a orillas del océano vio a lo lejos una figura que se movía de manera extraña como si estuviera bailando. Al acercarse vio que era un muchacho que se dedicaba a coger estrellas de mar de la orilla y lanzarlas otra vez al mar.
El hombre le preguntó al joven que estaba haciendo. Éste le contestó:
- Recojo las estrellas de mar que han quedado varadas y las devuelvo al mar; la marea ha bajado demasiado y muchas morirán.
El escritor le dijo entonces:
- Pero esto que haces no tiene sentido, primero es su destino, morirán y serán alimento para otros animales y además hay miles de estrellas en esta playa, nunca tendrás tiempo de salvarlas a todas.
El joven miró fijamente al escritor, cogió una estrella de mar de la arena, la lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó:
- Para ésta… sí tiene sentido. Ésta, hoy, no se muere. Ni ésta, ni esta otra.... Ni ésta tampoco.
El escritor se marchó un tanto desconcertado, no podía explicarse una conducta así. Esa tarde no tuvo inspiración para escribir y en esa noche no durmió bien, soñaba con el joven y las estrellas de mar por encima de las olas.
A la mañana siguiente corrió a la playa, buscó al joven y le ayudó a salvar estrellas.
El relato anterior es una adaptación de un cuento popular sufí.
¿Debemos decidir no comprometernos, ni ayudar a los demás dado que, como no se puede hacer todo, es mejor no hacer nada?
En Matemáticas sabemos que no toda función es inversible, esto es, tiene función inversa (función que nos permite recuperar el original a partir de la imagen), sin embargo, el Teorema de la Función Inversa sí nos garantiza que -bajo ciertas condiciones no muy restrictivas- una función localmente (esto es, en las proximidades de un punto) tiene función inversa. Resumiendo, es difícil tener función inversa global, pero es bastante fácil tener función inversa local. Siempre me viene a la cabeza este teorema (y el de la Función Implícita) cuando, impregnados de los grandes problemas que nos acucian (el hambre, los refugiados, la inmigración, las políticas de nuestros políticos, el cambio climático, los intereses por encima de las personas, la dificultad de cambiar algo que está mal por el hecho de que siempre se hizo mal, etc, etc) quiero defender la postura de que las pequeñas acciones sirven: no es posible hacer el bien global, pero puede ser relativamente fácil hacer el bien local. Y quién sabe si, entorno a entorno, podemos disponer de un recubrimiento....que aunque no solucione todo el problema, sí suponga una aportación local positiva.
Matemáticas aparte, el cuento me ha recordado también la pregunta que se hace Eduardo Galeano sobre para qué sirve la Utopía:
La utopía está en el horizonte.
Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos
y el horizonte se corre diez pasos más allá.
¿Entonces para qué sirve la utopía?
Para eso, sirve para caminar.
Autor: Francisco J. Castillo Sánchez-Beato. Profesor de Física y Matemáticas, y Director del IES Jorge Manrique.
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(jueves 12 de diciembre de 2019)
Autor del vídeo: Jaime Sanandrés Cebrián. Alumno de 1º A de E.S.O. del IES Jorge Manrique.
Schicksalstag (literalmente Día del Destino en alemán), es el título dado comúnmente por medios de prensa e historiadores al día 9 de noviembre en Alemania, debido a que en esta jornada ocurrieron varios acontecimientos decisivos en la Historia de Alemania, que influyeron grandemente en el destino posterior de la nación germana.
En efecto:
Figura 1. Ejecución de Robert Blum, el 9 de noviembre de 1848.
Figura 2. Philipp Scheidemann proclama la República de Weimar el 9 de noviembre de 1918.
Figura 3. Intento de golpe de estado el 9 de noviembre de 1923.
Figura 4. Sinagoga de Frankfurt del Meno, incendiada el 9 de noviembre de 1938 en la Noche de los Cristales Rotos.
Figura 5. Die Mauer, el Muro de Berlín, que formó parte de la frontera interalemana desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989.
Después de la caída del muro de Berlín el término Schicksalstag se hizo de uso común en los medios de comunicación, debido a los trascendentales sucesos en la historia de Alemania que ocurrrieron precisamente en esa fecha. Después 1990 se discutió en Alemania si el 9 de noviembre podría ser declarado el día nacional de la Alemania reunificada y si podría establecerse oficialmente como Día de la Unidad Alemana, atendiendo a que la caída del Muro de Berlín coincidía con la proclamación de la República de Weimar y el fin del autoritarismo del Segundo Reich.
No obstante, la alternativa fue rechazada por las autoridades debido a que el 9 de noviembre coincide también con la revuelta nazi de 1923 y con el inicio del Holocausto en 1938, hechos que tuvieron un carácter marcadamente negativo y nefasto en la historia nacional, por lo que las autoridades gubernamentales alemanas decidieron que no sería aceptable fijar la fiesta nacional en esa fecha. En su lugar, se estableció como Día de la Unidad Alemana y fiesta nacional el 3 de octubre, fecha en que se oficializó la reunificación de la RFA y la RDA en 1990.
Autora: B.O., profesora de Alemán del IES Jorge Manrique.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Schicksalstag.
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(martes 10 de diciembre de 2019)
Las noticias falsas, ahora universalmente conocidas como fake news, han existido siempre.
Ya en enero de 1835, el New York Sun publicaba “Un astrónomo inglés ha descubierto vida en la luna a través de un telescopio”. Sus ventas crecieron exponencialmente, aunque posteriormente tuvieron que desmentirlo.
Si José Mª Íñigo levantara la cabeza, ya habría encontrado un sinfín de términos en nuestro idioma para poder prescindir de otro anglicismo más: bulos, trolas, embustes, paparruchas, filfas, infundios, patrañas…
En honor a nuestro Proyecto Plurilingüe, hago alusión a las “fausses nouvelles” en francés y a las “falsche Nachrichten” en alemán. Aunque, como el resto del mundo, también ellos han adoptado el anglicismo fake news.
Las noticias falsas, imágenes falsas, vídeos falsos, perfiles falsos están en todos lados pero sobre todo en Instagram, Twitter, Facebook, Whatsapp…., es decir, en el peligroso e influyente ciberespacio que inunda nuestras vidas. Estamos inmersos en una revolución de la era digital, en la que cualquier usuario puede convertirse en difusor de la información, sin ningún filtro ni cuestionario que superar para poder usar con rigor y sensatez los distintos canales de comunicación. Esta sobrecarga informativa ha traído consigo la infoxicación.
Inundan todos los ámbitos: en política pueden llegar a manipular el voto de los ciudadanos (veáse la campaña de Donald Trump); también aparecen en la información financiera, en desastres naturales y atentados terroristas, en los que la emotividad y el sensacionalismo se alimentan sin límites éticos; en noticias sobre la salud (“el jugo de limón con bicarbonato cura el cáncer”) y otra infinidad de afirmaciones sin ninguna base científica que tienen preocupados a todos los profesionales del sector. Por ejemplo, hace 20 años un informe falso de un médico afirmaba que las vacunas generaban autismo. No hay ninguna evidencia científica a este respecto y lo único que ha conseguido es que al aumentar los casos de no vacunación, han rebrotado enfermedades que estaban desaparecidas.
Veamos algunos ejemplos más.
El aeropuerto inundado.
Una foto que circula en la red y que pretende mostrar las inundaciones en uno de los principales aeropuertos de Houston después del paso del huracán Harvey. En realidad la imagen es una ilustración fotográfica creada digitalmente para mostrar los efectos del aumento del nivel del mar en el aeropuerto La Guardia en Nueva York.
Una mujer con hiyab en el puente de Westminster.
El 22 de marzo de 2017 un vehículo arrolló a decenas de personas sobre el puente de Westminster en Londres, matando a seis de ellas y dejando heridas a otras 49. El atentado fue reivindicado por el autodenominado Estado Islámico. Horas después del ataque, la foto de una mujer musulmana con hiyab (velo que cubre la cabeza) y que camina al lado de un grupo de personas que atiende a un herido sobre el puente, circuló en Twitter. El post comentaba que la joven seguía su paso con actitud indiferente ante las víctimas y varios se sumaron a esa crítica.
Días después, la mujer se pronunció sin revelar su nombre a través de TellMAMA, una organización que lucha contra la islamofobia en el Reino Unido. "No solo estaba hecha polvo por ver las consecuencias de un ataque terrorista, sino que ahora tengo que enfrentarme al 'shock' de ver mi foto en las redes sociales (...) son incapaces de mirar más allá de mi atuendo y extraen conclusiones basadas en el odio y la xenofobia", afirmó.
Una mentira puede haber recorrido la mitad del mundo, mientras la verdad está poniéndose los zapatos, (Mark Twain).
La ciencia confirma que las fake news se extienden más rápido que la verdad, enganchan más, generan más interacción y se comparten mucho más.
Las fake news producen enfado, temor, indignación y estos sentimientos nos impulsan a retuitear esa noticia más que otras que generan otros sentimientos como tristeza, alegría, aceptación o indiferencia. De media, las informaciones falsas reciben un 70% más de retuits que las veraces, es decir, que los usuarios las comparten mucho más entre sus seguidores, ayudando a multiplicar su difusión.
Nacen con la intención deliberada de enagañar, inducir a error, manipular decisiones personales, desprestigiar o enaltecer a una institución, entidad o persona u obtener ganacias económicas o rédito político, o, simplemente, reírse de la credulidad ajena.
Un estudio internacional de la consultora IPSOS desvela que los españoles somos los europeos que más han caído en las trampas de las noticias falsas, después de los suecos, y nos sitúan los quintos en el ranking mundial.
Cómo detectar si una noticia es falsa.
Analicemos cinco puntos para poder detectarlas:
Y esto parece difícil de parar: se calcula que en 2022 el 50% de las noticias serán fake news, por lo que será una ardua tarea encontrar información veraz que nos ayude a ver la realidad con objetividad y poder adoptar posturas sensatas y coherentes.
La preocupación por la influencia de las fake news en general y, en particular, en algunos momentos clave, como por ejemplo en los procesos electorales, ha hecho que este problema se haya discutido en una sesión plenaria del Parlamento Europeo. El debate se desarrolló entre quienes sostienen que deben desarrollarse controles y supervisión estrictos, considereando los riesgos que los contenidos falsos implican para las democracias, y quienes sostienen que estsos controles representan una forma de censura, lo que implicaría un retroceso en cuanto a los derechos a la libre expresión.
La Unión Europea está proyectando lanzar un Sistema de Alerta Rápida contra la desinformación. Una plataforma de alertas para que los ciudadanos de manera instantánea reciban el desmentido de alguna información falsa.
Debido a esta avalancha de fake news, la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodismo Español), considera imprescindible la creación de una asignatura de “Periodismo” en la etapa de E.S.O .
¿Qué opinas tú?
¿Consideras necesaria la implantación de esta asignatura?
¿Crees que estás bien informado?
¿Reflexionas antes de darle credibilidad a una noticia?
¿Has sido víctima de muchas fake news?
Te animo a que dejes tus comentarios a continuación y, más aún, en este zurriburri, aparece algún dato falso. ¿Serías capaz de detectarlo?
Espero vuestras respuestas.
Autora: Elena García Olivares. Profesora de Matemáticas y Secretaria del I.E.S Jorge Manrique.
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(miércoles 4 de diciembre de 2019)
Este año 2019 ha sido declarado por la Asamblea General de la Naciones Unidas como el Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos (IYPT2019, en sus siglas en inglés) y conmemora el 150 aniversario de la publicación de la primera versión de la tabla periódica de los elementos químicos por el científico ruso Dimitri Ivánovich Mendeléiev.
Según decía Roger Kornberg (Premio Nobel de Química en 2006) en una entrevista publicada en El País en julio de este año, “La gente se resiste a la idea, pero la vida es solo química”, o como repite en otras entrevistas y actos académicos, “La vida es química: nada más y nada menos”.
Figura 1. Roger Kornberg.
Un elemento es una sustancia que no puede descomponerse ni alterarse por medio de reacciones químicas convencionales, es decir, no puede dividirse sin ser destruido. A cada elemento se le identifica por un nombre y un símbolo (formado por una o dos letras).
Todo aquello de lo que estamos rodeados, incluso nosotros mismos, está hecho de elementos químicos o mezcla de ellos. Son los ingredientes de todas las cosas: desde el calcio (Ca) de nuestros huesos, hasta el hierro (Fe) que circula por nuestra sangre, pasando por el magnesio (Mg) de la clorofila que da el color verde a la hierba y el oxígeno (O) que respiramos. Con ellos está hecha absolutamente toda la materia. Todo, es decir el Universo, incluyéndonos a nosotros mismos, estamos formados de estos elementos.
Un poco de historia
Todos conocemos y estamos familiarizados con elementos que se conocen desde la antigüedad, cuyos nombres y símbolos provienen del latín como el oro (Aurum, Au), el hierro (Ferrum, Fe), la plata (Argentum, Ag) y el plomo (Plumbum, Pb) entre otros. A medida que se han ido sucediendo los avances tecnológicos, y con ellos el descubrimiento de nuevos elementos químicos, éstos han ido recibiendo nombres de lugares o países (por ejemplo, el Americio, Am, por América, el Polonio, Po, por Polonia), científicos (el Curio, Cm, en honor a Pierre y Marie Curie, el Mendelevio, Md, en honor a Mendeléiev), planetas (Uranio, U, de Urano, Neptunio, Np, de Neptuno), etc.
A partir del siglo XIX, los científicos de la época decidieron que era necesario establecer una relación entre ellos, algún tipo de orden. En 1869 se conocían 63 elementos químicos, y el científico ruso Dimitri Mendeléiev los ordenó según valores crecientes de sus pesos atómicos (Figura 2). Al representarlos así, las propiedades de estos elementos se repetían siguiendo una serie de intervalos periódicos. Por esta razón llamó a su descubrimiento Tabla Periódica de los Elementos Químicos. La publicación de la tabla periódica de Mendeléiev constituye un hito en el mundo de la Química no solo porque fue el primer sistema de ordenación de los elementos químicos que se conocían hasta la época, sino que, además, mostraba huecos donde se debían localizar elementos aún no descubiertos y predecía las propiedades de los que estaban por descubrir.
Figura 2. Tabla periódica y fotografía de Dimitri Mendeléiev.
Desde entonces, en la tabla periódica, se han ido añadiendo, con el mejor conocimiento del mundo químico, otros muchos elementos que han seguido guiando los pasos de los científicos. Actualmente se ha alcanzado la cifra de 118 elementos y la denominación del último de ellos ha sido aceptada por la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC, en sus siglas en inglés) en noviembre de 2016. La tabla periódica que conocemos actualmente (Figura 3) con sus 118 elementos no ha sido construida con el trabajo de una sola persona, sino que ha sido el trabajo colectivo de muchos científicos que, antes y después de Mendeléiev, han contribuido a su desarrollo. Se puede decir que la historia de la Tabla Periódica es en realidad la historia de las numerosas personas que le dieron forma. Es el fruto de una obra colectiva, realizada con el esfuerzo de numerosas personas de distintos países y generaciones. Tres de estos elementos han sido descubiertos por españoles: el platino (Pt) por Antonio de Ulloa (Sevilla, 1716-Isla de León, 1795), el wolframio (W) por los hermanos Juan José y Fausto de Elhuyar (Logroño, 1754-Bogotá, 1796; Logroño, 1755-Madrid, 1833, respectivamente) y el Vanadio (V) por Andrés Manuel del Río (Madrid, 1764-Ciudad de México, 1849).
La Tabla Periódica Actual
La Tabla Periódica actual se construye ordenando todos los elementos conocidos hasta la fecha, de izquierda a derecha y de arriba abajo, en orden creciente de sus números atómicos (cantidad de protones que tiene un átomo de un elemento químico, Z) y no de su peso atómico como hizo Mendeléiev. Están ordenados en 7 hileras horizontales llamadas periodos, y en 18 columnas verticales llamadas grupos o familias. Se trata de una disposición que muestra tendencias periódicas y reúne por columnas a aquellos con un comportamiento similar. La posición de cada elemento en la Tabla Periódica es fundamental y determina prácticamente todo lo que resulta interesante de este elemento desde el punto de vista científico.
De los 118 elementos químicos, 92 los encontramos en la naturaleza, el resto han sido sintetizados artificialmente para su estudio. Esto quiere decir que estos 92 elementos componen absolutamente todo lo que conocemos, lo que vemos y tocamos, las piedras, el agua, el aire, las plantas nuestra piel, nuestros huesos... La Tabla Periódica es un catálogo de todos los tipos de materia que hay en nuestro universo.
Desde el hidrógeno (H), que se encuentra en la esquina superior izquierda, hasta los elementos sintetizados por el ser humano, que ocupan la parte inferior de la tabla, podemos encontrar bombas, toxinas, dinero, historia e incluso un poco de ciencia.
Figura 3. Tabla periódica que incluye los 118 elementos químicos descubiertos.
La posición de los elementos en la tabla periódica, además, nos permite conocer sus propiedades químicas, su apariencia, si será sólido, líquido o gaseoso, duro o endeble, cristalino o amorfo. La Tabla Periódica nos ofrece una forma sencilla de conocer cómo son los elementos que componen el universo.
La forma en la que unos átomos se enlazan a otros, formando moléculas, es tan importante como los átomos en sí mismos que conforman el material. Por poner dos ejemplos:
Conclusión
La tabla periódica constituye un verdadero icono para la ciencia y es la base de muchísimos descubrimientos en química, física, biología y una de las pocas cosas que conocemos que tiene un auténtico carácter universal, ya que es interpretado y utilizado de la misma manera por estudiantes y científicos de cualquier país del mundo.
Por todo esto no puedo más que maravillarme al contemplar una tabla periódica, porque la naturaleza de todo lo que nos rodea, las propiedades de cada elemento químico pueden leerse en una tabla que no ocupa más de una página, mostrando que hay un orden subyacente en todas las cosas.
En este Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos en España se están llevando a cabo varias iniciativas para visibilizar esta celebración, entre las que se encuentran la emisión de un sello de correos, con los tres elementos descubiertos por españoles, y de un décimo de lotería ilustrado con la Tabla Periódica de la fachada de la Facultad de Química de la Universidad de Murcia (Figura 4). Estas celebraciones colaboran en la mejora de la comprensión de lo que significa la Tabla Periódica y familiariza al público en general con su importancia.
Figura 4. Sello y décimo de lotería conmemorativos del Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos.
Autora: Beatriz Alonso Garrido, profesora Titular de Química Inorgánica, Departamento de Química Inorgánica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid.
(Este artículo fue publicado originalmente en el periódico local El Concejo en agosto de 2019, Nº 90. Enlace: http://www.penablanca.es/concejos/Concejo90.pdf)
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