El Zurriburri

(viernes 13 de marzo de 2020)

Sanna Marin se convirtió el pasado día 8 de diciembre en la primera ministra de Finlandia y a sus 34 años es la mujer más joven que ocupa ese cargo en el mundo. Lidera un gobierno de coalición de cinco partidos dirigidos por mujeres y la imagen de las doce finlandesas que componen el gobierno tomó por asalto las redes sociales. Parecía que de la noche a la mañana se descubría que Finlandia era la utopía feminista, afirma Maryan Abdulkarim, escritora solmalí-finlandesa y activista feminista, quien señala que es un país muy avanzado en derechos de la mujer, pero está lejos de ser el paraíso feminista que se cree en el extranjero.

Imagen 1. El nuevo  gobierno finlandés, presidido por Sanna Marin, está compuesto por doce mujeres y siete hombres. Se trata de la mayoría femenina más amplia en la historia del país. (Foto: Laura Kotila, Wikimedia Commons)

Cierto es que el país fue pionero en la obtención del derecho al sufragio y en la incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo, pero si se rasca un poco en la superficie, se descubre que a la sociedad finlandesa le falta mucho para conseguir la paridad, señala la autora, porque sigue habiendo trabajos marcadamente masculinos y femeninos y los salarios de las mujeres son mucho más bajos para el mismo trabajo. Maryan Abdulkarim también afirma que es el segundo país europeo con más casos de violencia contra las mujeres y que el acoso sexual está normalizado, pero la autora señala que es muy importante que el gobierno lo dirijan cinco mujeres porque demuestra que se las anima a ser candidatas y que sus mensajes calan.

Detecta Abdulkarim una tendencia en Europa a votar partidos conservadores en momentos agitados, buscando figuras paternas para lidiar con las incertidumbres y advierte de que Finlandia no es inmune al riesgo de que en las próximas elecciones pase los mismo: Así funciona el patriarcado, que sigue condicionándonos a buscar figuras masculinas, preferiblemente mayores, para que nos curen los males que creemos que nos aquejan, afirma.

La autora cree que la nueva primera ministra, que creció siendo pobre, es un ejemplo de que en un estado de bienestar como el que disfruta Finlandia es posible hacer carrera política sin contactos ni dinero. Pero advierte del riesgo de que los conservadores la conviertan en objetivo político. Se ha recorrido un largo camino, pero progresar no es vivir en una utopía. Sería peligroso cantar victoria tan pronto, concluye.

                                                    Imagen 2. Sanna Marin, Primera Ministra de Finlandia. (Foto: Laura Kotila, Wikemedia Commons)

Este artículo fue publicado en el diario El País, el pasado 23/12/2019.

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