(viernes 21 de febrero de 2020)
Tras haber vencido a Pompeyo en la guerra civil, César anunció en Roma una amnistía para sus enemigos. Era una estrategia política en la misma medida que un acto dictado por la magnanimidad. Contra los bárbaros, no había vacilado en emplear los medios más crueles cada vez que lo consideró oportuno; en cambio, con los enemigos internos, aplicaba a menudo el método del perdón. De los tiempos de su incipiente carrera política, recordaba lo implacable que solía ser Sila con sus conciudadanos derrotados, así que prefirió no seguir su ejemplo. De manera que no solo perdonó a todos los que se le habían opuesto, sino que a algunos les confió, incluso, puestos importantes en el nuevo gobierno. Entre ellos, tanto Gaius Cassius Longinus como el republicano Brutus habían pertenecido anteriormente al bando de sus enemigos más encarnizados.
Imagen. La morte de Cesare, de Vicenzo Camuccini (1771–1844), Galería Nacional de Arte Moderno de Roma.
Lo dicho no significa que los sesenta puñales que atravesaron a César durante una sesión del Senado perteneciesen todos a los que fueran sus antiguos adversarios y, en ese momento, sus colaboradores. Entre los conjurados hubo también muchos políticos que si antes siempre le habían sido fieles, ahora, por motivos políticos, habían cambiado de opinión. A pesar de esto, el puñal de Brutus fue el que más asombró a César, tal vez porque había depositado en este hombre una especial confianza. No solo le había perdonado, no solo le había dado toda clase de oportunidades, sino que, además, en lo afectivo, le había ofrecido su cariño. Algunos dicen incluso que Brutus era su hijo natural.
- ¿Tú también, Brutus, hijo mío? – alcanzó a preguntar con una voz en la que había pena y sorpresa a partes iguales.
- ¡Qué va! Es solo política, no hay ninguna motivación personal -explicó Brutus, y le dio otra propina con el puñal -. Personalmente, no tengo nada en contra de usted, papá.
- Ah, pues disculpa, yo no quería ofenderte -dijo César, y murió.
Autor: Slawomir Mrozek. Relato extraído de su obra La Mosca, Acantilado Narrativa 92, Quaderns Crema SAU, Barcelona 2005.
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