(jueves 15 de abril de 2021)
Cuando me entregué en la comisaría, eran casi las seis. Me sentí absolutamente envuelto en una extraña sensación de culpabilidad que no podía hacer desaparecer de mi piel.
Fui directamente al jefe de policía.
- Cálmese caballero, ¿qué ocurre? -preguntó el jefe de policía.
- Mi espejo… le he vuelto... triste, extraño, lejano... la imagen que refleja de mí es… Si me peino se peina, si me lavo se lava, pero algo ha cambiado.
- ¿Qué ha cambiado?
- Ya no sonríe. Al principio no lo percibí, no lo intuí, notaba algo extraño, pero no sabía qué.
- Un día… oyendo la radio, reí abiertamente y el reflejo ni se inmutó. Seguía con su cara sería, triste, había cambiado las cejas, los ojos… Pero no así la boca que seguía enfadada, como reprochándome algo que no entendía.
- ¿Qué piensa que ocurrió? -me preguntó el jefe de policía.
- Fui yo -contesté-. Yo soy el culpable. Un día con el vaho del baño escribí en mi espejo “CRISIS”. Yo le he cambiado.
Autora: Pilar García Rodas. Profesora de Matemáticas del I.E.S. Jorge Manrique.
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